Cada 10 de diciembre se recuerda y conmemora uno de los hitos de la historia reciente de la humanidad: la aprobación en 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, uno de los primeros actos de la comunidad internacional que recoge el compromiso de impedir que se repitan las atrocidades perpetradas durante la II Guerra Mundial. Producto del esfuerzo y la voluntad sensibles, solidarios, de hombres y mujeres como Eleanor Roseevelt y René Cassin, el breve catálogo de aspiraciones humanizadoras plasmado en su texto marca el origen del vasto cuerpo normativo, doctrinario e institucional con el que se busca proteger nuestros derechos; en él se irradia la esencia de sus dos primeros artículos: la libertad y la igualdad de todos los seres humanos, sin discriminaciones, y el respeto a nuestra dignidad.

En el 73 aniversario de la DUDH vivimos en un continente cada vez más desigual, en el que se observan tendencias que socavan el Estado de Derecho y, por ende, los avances democráticos; en el que las sociedades afrontan los estragos de la pandemia aún no superada y la emergencia de nuevos retos para los derechos humanos, como el cambio climático y aquellos que traen consigo las tecnologías de información y sus amenazas a la privacidad y un manejo indebido de nuestros datos, junto con la prevalencia de viejos males, como las múltiples discriminaciones.

Ante este panorama, persiste la esperanza sostenida por la corriente civilizatoria surgida desde los albores de la humanidad. Este día, el IIDH saluda y reconoce el compromiso de todas las personas que, desde sus organizaciones y comunidades, siguen luchando por la plena vigencia de los ideales, valores y principios de la DUDH, a quienes acompaña con la realización de su mandato de investigación, promoción y enseñanza de los derechos humanos en el hemisferio.