El 9 de junio de 2021 PNUD Uruguay y el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, con el apoyo del Centro Regional de PNUD en América Latina y el Caribe (PNUDLAC) y la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos en América del Sur (OACNUDH), efectuaron un conversatorio con Alejandro Álvarez (director de la Unidad de Estado de Derecho de la Oficina Ejecutiva del Secretario General de la ONU). El propósito del encuentro fue dar a conocer regionalmente el Llamado a la Acción de Derechos Humanos del SG, emitido en febrero de 2020.

La apertura del evento –moderado por Gloria Manzotti (asesora Regional de Estado de Derecho, Justicia, Seguridad y Derechos Humanos para PNUDLAC)- estuvo a cargo de Jan Jarab (representante de OACNUDH), Stefan Liller (representante residente en el PNUD Uruguay) y Mónica Pinto (vicepresidenta de la Junta Directiva del IIDH).

La señora Pinto, además de dar la bienvenida en nombre del Instituto, expresó que "…necesitamos igualdad de género, de oportunidades, independencia judicial... el llamamiento de António Guterres establece que los derechos humanos tienen que estar en el centro de la acción colectiva, una agenda con la que el IIDH se compromete”.

En el tercer bloque Eduardo Bertoni (representante alterno y coordinador de la Oficina Regional para América del Sur del IIDH) llamó la atención sobre la necesidad de que el Llamado se convierta en respuestas concretas para la gente y subrayó la importancia de educar en derechos humanos para formar a las personas que se dedicarán a su defensa. Se refirió a las tecnologías de información y comunicaciones como un nuevo desafío para los derechos y el papel de la ONU en la adopción de regulaciones vinculantes en la materia, y, más específicamente, para la protección de datos personales, un asunto urgente debido a la velocidad con la que se mueve la tecnología Este es un campo, precisó, en el que el IIDH está incursionando y recientemente fue aceptado como Observador ante el Comité del Convenio para la Protección de las Personas en lo que respecta al procesamiento automático de datos personales (“Convenio 108”), del Consejo de Europa y está pendiente su ingreso a la Red Iberoamericana para la Protección de Datos Personales.

Jembell Chifundo (poetisa y activista por los derechos de las juventudes afrodescendientes, las mujeres y las personas con discapacidad, pertenece al movimiento colectivo feminista con perspectiva de discapacidad La Luz de Frida), abordó los desafíos con un enfoque de interseccionalidad. Su voz es la de una mujer afrodescendiente, joven, madre de un niño, ambos con discapacidad, condición que, para la población afrodescendiente, es agravada por la pobreza, la pobreza extrema, la falta de oportunidades educativas y de empleo, las dificultades para acceder al pleno goce de sus derechos y, ahora, el impacto del coronavirus; todo ello se agudiza por la prevalencia de estereotipos y tabús, por lo “que siguen quedando atrás”. A estos agregó la carencia de datos desagregados y la violencia contra las mujeres y niñas con discapacidad, ahondada durante la pandemia; la falta de interpretación en lenguaje de señas en eventos de este tipo; la inaccesibilidad de tecnologías adecuadas; y, la necesidad de trascender el enfoque médico para una problemática cuyas soluciones deben pasar por la creación de condiciones sociales en las que puedan vivir y desarrollarse con autonomía.

Por su parte, Zelmar Lucas aludió a las políticas penitenciaria y de seguridad en su país, que han posibilitado algunos avances pero que se desarrollan con sesgos discriminatorios y criminalizadores de los sectores empobrecidos, con el consiguiente aumento de las penas, lo que fomenta el hacinamiento carcelario, un problema que convierte a los establecimientos penitenciarios en escuelas del delito. Asimismo, detalló, hay más mujeres encarceladas sin acceso a la salud sexual y reproductiva. En esas condiciones, afirmó, la rehabilitación sigue siendo un reto.

Alejandro Álvarez enfatizó en la necesidad del trabajo conjunto con el IIDH; les agradeció a Zelmar y Jembell por sus intervenciones, las que comentó, porque nos recuerdan el porqué de la labor por los derechos humanos. En su reflexión final dijo con vehemencia que “…no hay derechos que se logren sin pelear… esas cosas cuestan y cuestan mucho… en cualquier espacio hay que pelear por nuestros derechos y pelear significa hacer abogacía, sensibilizar, tener propuestas, tener ideas, presentarse en elecciones. Hay muchas formas de pelear, pero la única que nosotros conocemos como familia humana para disfrutar de derechos es la de ir a buscar el derecho, crear conciencia, crear consenso, hasta que se logren. Muchas de las cosas que estuvimos discutiendo aquí, hace diez años ni siquiera se discutían por el movimiento de derechos humanos y, en diez años más, espero, muchas serán temas del pasado, ojalá… Necesitamos que el movimiento de derechos humanos luche de una forma distinta a la que estuvimos peleando hace diez, veinte, treinta años... necesitamos que sea más inclusivo, que tome en cuenta las interseccionalidades… Donde estemos… esta es una lucha común y la única forma es la de darle…”

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